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Susana Fernández dice que «es falso que sea ilegal y, además, es una «falta de libertad de expresión en un país democrático».

Susana Fernández ha adquirido un protagonismo del que trata de rehuir. Días atrás unos compañeros la obligaron a retirar un crucifijo y un icono de una virgen oriental del departamento de ciencias sociales del instituto de Zújar (Granada), donde imparte clases de Religión desde hace cinco años. Estos profesores, que han llegado al centro educativo este mismo curso, se sentían ofendidos cuando veían la Cruz en la pared. «En principio yo me negué porque era un espacio compartido», explica Fernández en una de las pocas declaraciones que ha dado a los medios de comunicación estos días.

La profesora, a la que todos conocen por su actitud abierta, amable y extrovertida, vio sin embargo que la cosa iba en serio y tuvo que retirar los símbolos. «Llamaré al inspector y ahora mismo retiro estos símbolos que tanto os molestan», comentó a sus compañeros con los que tuvo un intercambio de pareceres durante el que les hizo saber que lo de ellos sí que les parecía una «actitud intolerante».

«Quito la Cruz, pero por vuestra libertad yo pierdo mis derechos», les vino a explicar señalándoles que se trata de «unos símbolos que no tienen por qué ser ofensivos». Ahora que ha recibido el apoyo de los obispos andaluces y de los profesores de religión de la comarca granadina de Baza está sobrepasada y reconoce que es víctima de una «injusticia».

El crucifijo es del centro educativo. Andaba en una estantería y una compañera le comentó que se lo podía llevar a su departamento. Ella lo hizo, es parte de su materia, a la que están adheridos el 98% de los alumnos de Zújar. En señal de apoyo a su profesora han creado un grupo en Tuenti que tiene más de quinientos seguidores, y han llevado estos días cruces al cuello y estampas de la patrona del municipio, la virgen de la Cabeza.

Fernández es madre y completa sus horarios con clases en otros centros de la zona. La Junta de Andalucía se ha limitado a pedir que el Consejo Escolar se pronuncie para que se vuelva «a un clima de normalidad».

A esta profesora sus compañeros le espetaron que sus ideas las tenía que dejar en la puerta del instituto, que aquello era ilegal. Es falso que sea ilegal y además es una «falta de libertad de expresión en un país democrático», como Fernández comenta. «Nadie puede dejar la conciencia fuera de sí mismo pase una puerta o pase otra», añade.

Calvario de los profesores
Esta actitud intolerante hacia unas imágenes que forman parte del acervo cultural, histórico y de fe de la mayoría es también una obligación para que prescinda de un material curricular que forma parte de su día a día como profesora. Es «como si quitas el mapamundi o la tabla periódica» a otros profesores. El suceso pone de manifiesto el calvario que pasan muchos profesores de Religión hoy en día, sintiéndose poco menos que arrinconados por creer y enseñar la historia de su religión y las de otros con suma objetividad y profesionalidad.

Carlos Valle es profesor de Religión en un centro de Secundaria de Baza y recuerda que en todos los países europeos menos Francia existe la asignatura. Dice que la falta de respeto «no es la tónica general» aunque también llama la atención sobre la existencia de «estos energúmenos que focalizan en los profesores ese odio que puedan tener a la Iglesia».

A Fernández sus dos compañeros de departamento no le habían dado muestras evidentes de hostilidad. Es difícil pelear con ella por su carácter. Sí le habían soltado algún comentario jocoso. El cuarto componente de este departamento es el director del centro, quien incide en que no había habido problemas y se muestra sorprendido de la trascendencia de la noticia sin que haya pasado por los órganos del centro. El Consejo Escolar previsto para mañana es ahora el que tendrá que decidir si la profesora puede ejercer de nuevo su derecho a la libertad religiosa.

«¿Cambiaremos el nombre a Santa Cruz de Tenerife?»
El crucifijo que originó el encontronazo en este instituto de Granada tiene valor artístico. Y el departamento de Sociales donde se ha producido el conflicto entre los profesores de Zújar incluye también la materia de Historia del Arte. El profesor Carlos Valle, quien ha coordinado estos días las muestras de solidaridad con la profesora amenazada, se pregunta si «cerramos el museo del Prado porque esté el Cristo de Velázquez o cambiamos el nombre de Santa Cruz de Tenerife porque a una minoría de España le moleste ese nombre». Es llevarlo a un extremo, sin duda, pero también lo es, según entienden estos profesores, la actitud de quienes «denuncian parte de su propia cultura en nombre de una libertad que excluye la de otro».

Fuente:www.religionenlibertad.com

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