Escuela (5)

En la escuela, “Cultura Religiosa” para todos

Los obispos urgen una materia “alternativa y evaluable” a Religión

Es el único modo de que la Religión confesional tenga la dignidad de “asignatura”. Un obispo lo justifica así: “Si no hay dicha alternativa, se acusa a los padres que eligen la asignatura de Religión de estar estorbando a los demás hijos”. Me parece más justa esta otra razón: de no tener “alternativa concreta y evaluable” se convierte en una carga desigual para los alumnos. Los “religiosos” se ven obligados a tener una asignatura más, con su correspondiente estudio, exámenes, etc. Hay que ser un poco masoquista para cargar innecesariamente con ella, máxime cuando, el que quiere de verdad conocer en profundidad su Religión, puede acudir a su sinagoga, mezquita, iglesia... Toda religión ofrece a sus creyentes información y formación sobre su propia fe en sus instituciones. Eso sí que es un derecho y un deber del grupo religioso. ¿Por qué no lo aprovechan los padres y los hijos?

Por otra parte, la Iglesia achaca el descenso de alumnos de Religión a la existencia de la alternativa “Atención Educativa”: horas no lectivas, dedicadas a actividades recreativas, diálogo con alumnos, estudio, tareas individuales... donde el alumno puede incluso abandonar el centro en la etapa de Bachillerato. La “alternativa concreta y evaluable” igualaría en “carga” a todos y, tal vez, les traiga alumnos de los que sólo buscan aprobar con más facilidad. Ya se sabe que la Religión siempre fue una “María”, los profesores suelen ser “piadosos y compasivos” hasta brindar los aprobados con el mínimo esfuerzo. Aunque sólo sea para que sigan eligiendo lo mismo todos los años.

El interés de los dirigentes religiosos por la escuela
Una comentarista al Blog anterior - Ana 30.01.13 | 21:29- apunta que el interés por la clase de Religión es fundamentalmente económico: “la clase de religión en la escuela aporta un sueldo a los que viven de ella, sin oposiciones públicas, sin concurso de méritos ni de traslados, seleccionados por otro que no es el que paga...¿de qué va esto? La iglesia se interesa por el pluralismo religioso cuando deja de ser mayoritaria”.

Otros piensan que más bien es el proselitismo. El tema religioso no se “vende” en nuestros días. Las convocatorias tienen pobre respuesta. La escuela es un modo fácil, retribuido además, de hacerse presente en la sociedad. Se insta a los padres –sobre todo a los que acuden para cualquier servicio religioso- a que pidan para sus hijos la clase de Religión. Curiosamente muchos de esos padres apenas acuden a la institución religiosa. para nada. Si no les dieran clase en el colegio, ¿cuántos les llevarían a formarse en Religión a sus centros religiosos?

Sin duda que también hay interés cultural y deseos de hacer bien a los alumnos en periodo de formación. Cada Religión quiere aprovechar toda ocasión de darse a conocer, y están convencidos que su Religión es la mejor, la verdadera, la que hace dichosa a la gente. Y, claro, si una sociedad ofrece formar a las personas religiosas en sus propias instituciones civiles, con cargo a los presupuestos del Estado, es normal que acepten y busquen razones para justificarlo. En materia religiosa y moral, dicen, son los padres quienes deciden la educación de los hijos. Hasta les parece una obligación estatal que se pague con los impuestos las clases opcionales de religión que sólo pedirán unos cuantos. Y, para compensar, no tienen reparo en cargar con otra asignatura alternativa a quienes no quieren usar la escuela para formar a sus hijos en su propia religión.

Contradicción: pedir religión a la escuela y rechazarla en su comunidad religiosa
Cada Religión tiene sus “sistemas formativos”, llámese “catequesis”, “catecumenado”, etc. Toda religión tiene sus puertas abiertas a iniciar y profundizar en sus creencias, sus ritos, su moral. Si los padres están tan interesados en educar a sus hijos en sus mismas convicciones, pueden enviarles desde la más tierna edad, acompañarles, comprometerse... Pero la verdad es que la mayoría de los padres pasan de la religión, les llevan casi forzados a la catequesis, les procuran la primera y, para muchos, última Comunión. No sé de otras religiones, pero los católicos en nuestra España tienen muy poco interés por formarse en su Religión. Basta conocer los pocos grupos de formación, exceptuada las catequesis de Comunión. En la mayoría de las parroquias no existen grupos de adolescentes, jóvenes, adultos... que estudien y celebren la vida según su fe. Y, aquellas que los tienen, están integrados por una minoría ínfima. ¿Tiene sentido este proceder: pedir Religión en la escuela, y, no sólo no pedirla, sino rehuir la oferta que le hacen en la propia institución religiosa?

El actual sistema no es de recibo en democracia
Los profesores actuales –hoy por hoy quizá los mejor preparados en general- están en una situación indigna y humillante en los centros de enseñanza. Los demás profesores tienen transparencia en su funcionamiento y condiciones laborales, conocen sus baremos para participar en concursos de traslados, pueden defender sus derechos ante la administración, pueden elegir y ser elegidos para los diversos cargos en sus centros. “Nos dejan al margen y tratan la asignación del puesto y los horarios con los representantes de los obispados —explica el presidente de la asociación de Profesores de Religión — y las cosas nos van mal; no es competencia de la Iglesia tratar nuestras relaciones laborales...”.

Sinceramente creo que la asignatura de Religión sólo tiene encaje digno y justo como “cultura” para todos los alumnos. Pienso que tienen razón unos “padres creyentes” que en un comentario me dicen: “si los creyentes no pueden tener un mini espacio de hora y media semanal que respete y transmita la importancia del hecho religiosos en la historia, arte, filosofía, literatura, derecho, costumbres, etc. para nuestros hijos e hijas, la Escuela Pública no es nuestra escuela (no es una escuela de tod@s para tod@s) aunque se financie con nuestros impuestos tanto como con los suyos”. Únicamente añadiría que este derecho a “respetar y transmitir... el hecho religioso” es un derecho de toda persona. Comparto que “la formación religiosa y moral, como la artística, ética, lingüística, etc., contribuye al crecimiento y maduración de la personalidad de los alumnos”. Por tanto, los poderes públicos deberán procurarla para todos. Pero dada en unas condiciones de “dignidad escolar”, que hoy no tiene.

Sólo desligándola de las Organizaciones religiosas concretas puede acoplarse adecuadamente en la Escuela. Sólo con profesores titulados universitarios en Ciencias Religiosas, que hayan ganado su plaza en una oposición, en igualdad académica con el resto de asignaturas y profesores. Deberían los mismos dirigentes religiosos, con altitud de miras, buscar esta formación común que hace bien a todo ser humano. Lo importante es que la gente “sepa”, conozca críticamente la “cultura religiosa”. Quien se sienta llamado a vivirla ya buscará la opción más conveniente. Utilizar la escuela como campo de proselitismo, sembrando división, desequilibrando la formación –unos no sepan nada de religión, otros sólo conociendo la “suya”, unos estudiando la ética de todos, otros sólo “su moral” que muchas veces contradice la ética humana- no me parece nada ético. Me asalta la duda si los dirigentes religiosos –son los que más exigen, los que pactan con los políticos- quieren el bien de los alumnos o el bien de “su religión”, de su institución. Antes que cualquier religión, creo, está el ser humano, que necesita conocimiento, verdad, y capacidad para elegir lo que considere mejor.

Resumiendo
La religión es cultura, ayuda a buscar sentido a la vida, induce a cultivar la conciencia moral, puede ser un factor de progreso humano, etc. Por ello debe impartirse a todos, como "cultura". Pero esto exige organizarlo al margen de las "Instituciones" religiosas. Profesores con oposiciones y los mismos derechos y deberes. Mientras sean nombrados por sus respectivas "instituciones", a dedo, sujetos a despidos "ideológicos", sin gozar de derechos laborales, etc. la asignatura de Religión no tendrá la dignidad que merece. Eso del "derecho de los padres" es sospechoso. Son los hijos los que tienen derecho a ser cultos y prepararse para poder decidir. Si un padre no quiere "historia" para su hijo, ¿se le va a respetar? Si quiere que sepa "espeleología", ¿se le va a respetar? ¡Qué bien le viene a la Iglesia apoyarse, cuando le interesa, en los padres para seguir dominando!
Todos deben conocer el hecho religioso, y la ética, dos materias distintas. Al margen de las instituciones religiosas.

Rufo González

Fuente: periodistadigital.com

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Izquierda Unida; Iniciativa per Catalunya; el Sindicato de Estudiantes; la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (Felgtb); Europa Laica; STES-intersindical; la Confederación Estatal de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa) y otras 34 organizaciones nacionales, autonómicas y locales presentarán mañana, viernes, la campaña "Por una escuela pública y laica: religión fuera de la escuela".

Según indicaron, pondrán en marcha una campaña de recogida de firmas en la web www.laicismo.org para que los ciudadanos y otros colectivos se adhieran a la iniciativa en contra de la regresión que, a su juicio, supone la nueva ley educativa que prepara el Ejecutivo.

El anteproyecto de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) mantiene "los mismos criterios de Religión en la escuela y de financiación de los centros católicos a través del régimen de conciertos, como era de esperar", subrayó.

Además, introducen novedades como la eliminación de Educación para la Ciudadanía en Primaria (y su conversión en Educación Cívica y Constitucional en Secundaria) y la supresión de Cultura clásica en 3º de la ESO, lamentaron.

A su juicio, esto impide cualquier forma de reflexión sobre ética cívica en Secundaria "sin moralina religiosa" e implica la pérdida del referente grecolatino de nuestra cultura.

De ahí su petición para que la religión deje de formar parte del currículum académico y salga del horario lectivo, así como que la financiación a los centros católicos por parte de las administraciones públicas cese de inmediato.

(SERVIMEDIA)

27-SEP-12

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Dios en la escuela

¿Qué presencia debe tener la religión en las aulas en una sociedad laica? ¿Qué función desempeñan los centros educativos confesionales? En esta serie de artículos, profesionales e intelectuales reflexionan y debaten sobre la vigencia del catolicismo en la sociedad racional.

Es un placer dialogar con dos personas que enmarcan sus reflexiones con nitidez, con la límpida sensatez que les confiere su currículum investigador sobre la educación o su especialización en políticas educativas y sociales.

Son Josep González-Agápito, catedrático de Teoría e Historia de la Educación de la Universitat de Barcelona (UB) y miembro del Institut d'Estudis Catalans, y Carles Armengol, maestro y educador social y pedagogo, secretario general adjunto de la Fundació Escola Cristiana de Catalunya. Les planteo cuestiones relacionadas con la educación, con la presencia de la religión en una sociedad laica, con el peso de la Iglesia católica y de las escuelas confesionales en el panorama educativo, con la consideración de la fe y de sus manifestaciones culturales en un mundo que se me antoja falto de referentes y que yo apunto como «líquido», es decir, sin la solidez de unos valores que hoy pueden parecer difusos.

Preocupaciones éticas

González-Agápito no está seguro de vivir en esta sociedad líquida. «Sin ir más lejos, las páginas de este periódico están llenas de las preocupaciones por la ética de la política y de los políticos, por el combate a favor del medioambiente o por la denuncia de las causas y los efectos de la crisis económica. Y aún concibo menos la posibilidad de que alguien pueda pretender educar desde una 'liquidez' de valores. Es, casi, una contradicción en los términos».

Carles Armengol se formula una serie de preguntas basadas en el fundamento de estos valores: «¿Por qué el valor de la vida es un valor? ¿Por qué es preciso respetar la dignidad humana? ¿Por qué es necesario aspirar a la libertad y la justicia? ¿Qué da valor a estos valores? Se trata de un debate profundo y problemático ante las nuevas formas de integrismo o totalitarismo que solo tiene dos respuestas: la laica, que implica consenso y razón a partir del diálogo; o la religiosa, que es una respuesta más fuerte, con raíces en el absoluto. La primera puede mostrarse débil ante el relativismo; la segunda nace de la fe y, por tanto, tiene un acceso más problemático. Esta respuesta religiosa es fundamentalmente cristiana: el Dios amor y su mandato de amor. El Dios que, como padre, convierte a todos los seres humanos en hermanos». González-Agápito discrepa al entender el cristianismo como una suerte de humanismo: «Evidentemente, el humanismo informa muchas otras opciones que conforman un humanismo cívico. Incluso puede decirse que la espiritualidad de hoy en día no es patrimonio exclusivo de la religión, con expresiones al estilo de la espiritualidad laica definida por el filósofo y exministro de Educación francés Luc Ferry».

¿Qué es 'sufrir un calvario'?

¿Saben los niños de hoy qué significa venderse por un plato de lentejas o sufrir un calvario? ¿Podrían descifrar las claves de la iconografía de la Capilla Sixtina? ¿Y las esculturas de Miguel Ángel? ¿A qué les suena la alianza del arca perdida de Indiana Jones?

«Desde una perspectiva estrictamente racional -responde Armengol-, excluir la religión es una amputación cultural que no está en absoluto justificada. Las religiones han generado cultura en un sentido mucho más profundo que el más evidente del calendario o de las costumbres y tradiciones. Es necesario que se trate culturalmente el hecho religioso con el máximo rigor y respeto por el pluralismo de la sociedad. Conviene superar en la escuela los esquematismos y las reducciones habituales».

Por su parte, el profesor González-Agápito entiende que «la reacción al nacionalcatolicismo franquista implicó, en las décadas siguientes, una respuesta reactiva contra toda expresión religiosa en la escuela. Pero el cristianismo, como el legado romano o la Ilustración, son imprescindibles para comprender lo que llamamos cultura europea. Sin un mínimo conocimiento de su presencia nos quedamos faltos de una herramienta que nos permita comprender nuestra sociedad y su cultura, la ética, el arte, la literatura, las simples frases hechas o el calendario festivo. No creo que hoy en día nadie dude de la necesidad de conocer el cristianismo como cultura. Y quiero añadir que la realidad de nuestra composición social demanda también un mínimo conocimiento de otras grandes tradiciones culturales».

Colegios religiosos

¿Y qué papel juegan las escuelas confesionales en el panorama educativo del país? Responde Armengol: «En un régimen de libertad de educación, y en un estado que garantiza el derecho de todos a la educación respetando este marco de libertad, las escuelas cristianas han de tener la presencia que las familias quieran. Mientras padres y madres demanden este tipo de escuela y mientras se mantenga el principio de apertura para todos, las escuelas cristianas contribuyen al servicio de interés público de la educación y merecen las mismas ayudas de la Administración que reciben las públicas».

González-Agápito considera que se trata de un debate pendiente de la sociedad y, en particular, de la comunidad educativa: «Y debe plantearse no solo para la escuela cristiana, sino para las escuelas religiosas en general. Hace años, el Consell Escolar de Catalunya inició un primer abordaje de la cuestión que ahora tendría que reemprenderse, a sabiendas de que el debate se ve interferido por las dificultades de encaje entre los dos modelos de escuela que creó la Constitución».

Fuente: Elperiódico.com

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