Sergio Villa con alumnos de 1º del colegio Torre Ramona con el juego de los palillos en la clase de Atención educativa.

Los escolares de los cursos impares que no hacen la asignatura confesional reciben una Atención educativa en la que no pueden avanzar contenidos.

En la clase de 1º de primaria del colegio Torre Ramona de Zaragoza los alumnos de Atención educativa, mientras sus compañeros hacían Religión, confeccionaban sus propios tableros de ajedrez y damas incluidas las fichas. Otros se enfrascaban en el juego de los palillos, ese en el que se ponen 15 en tres filas y al final pierde el que se queda con uno, o construyen figuras con los policubos y las piezas tipo tángram. A lo largo de la clase, los escolares pasaron por las cuatro propuestas.

Es un ejemplo de lo que hacen los más pequeños en esa hora alternativa a la asignatura confesional en los cursos impares en los que se ha instaurado la nueva ley de educación Lomloe (ley Celaá).

Con los plazos de implantación de la norma muy ajustados y los currículos que la desarrollan publicados a última hora, los docentes planificaron a contrarreloj a qué dedicar estas sesiones sin avanzar contenidos curriculares. Esta Atención educativa se evalúa, tiene una nota en el boletín al final de cada trimestre, pero no se computará en el expediente académico a la hora de hacer una media para acceder a una beca o a una carrera.

Desde el Departamento de Educación señalaron que los centros tienen "autonomía para desarrollar estas enseñanzas". Se trabaja en un borrador de instrucciones, pero aún no está cerrado. El currículo de primaria de la DGA solo recoge, como en la normativa nacional, que se planificará y programará de modo que se dirija al desarrollo de las competencias clave "a través de la realización de proyectos significativos para el alumnado y de la resolución colaborativa de problemas, reforzando la autoestima, la autonomía, la reflexión y la responsabilidad". Los profesores se han buscado la vida para encajar en esa fina línea de hacer, pero sin hacer.

"La normativa no nos permite ni ampliar, ni trabajar contenido educativo, ni reforzar las necesidades que ellos pueden tener en el aula, por lo que se cierran muchas posibilidades. Sin tener unas pautas mínimas resulta complicado, pero al mismo tiempo nos da margen para aplicar nuevas metodologías", opina Sergio Villa, maestro especialista en Educación Física y tutor de la clase de 1º B del Torre Ramona.

Con los juegos matemáticos que propone a estos alumnos de 5 y 6 años, explica Villa, no solo trabajan su "sentido numérico" y su "pensamiento algebraico y computacional", también "aspectos socioemocionales", además de "aprender a ganar y perder, algo con lo que tienen que familiarizarse desde edades muy tempranas".

"Vamos sobre la marcha"

Los chavales de 3º de primaria del Torre Ramona rellenaron en sus tabletas una sopa de letras sobre las emociones que han tratado en días anteriores con cuentos como ‘La rabieta de Julieta’ o ‘El monstruo de colores’. Tras las fiestas llegarán los juegos de rol. Los de 5º organizaron debates tras ver películas como ‘Aviones de papel’, ‘Campeones’ y ‘Azur y Asmar’.

FUENTE: heraldo.es

Votos 0
Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Comunidad Virtual del Profesorado de Religión para agregar comentarios!

Join Comunidad Virtual del Profesorado de Religión