Terminado el curso académico, llega el momento de formalizar la matrícula para el próximo año escolar 2025-2026. En este contexto, la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura ha lanzado la campaña Son tantas las razones… Apúntale a Reli, dirigida especialmente a aquellas familias que desconocen el valor de la asignatura de Religión Católica, carecen de información suficiente o dudan a la hora de elegirla para sus hijos.
La campaña pretende romper con prejuicios e ideas erróneas, invitando a los padres a descubrir la riqueza de una asignatura que no solo transmite cultura religiosa, sino también valores, compromiso y sentido crítico, desde una visión cristiana del ser humano y del mundo.
En la Diócesis de Albacete, la asignatura de Religión continúa siendo una opción muy presente en los centros educativos. Según los últimos datos del curso 2024-2025: En Educación Infantil, el 71% del alumnado cursa esta asignatura; en Primaria, la elección alcanza el 72%; y en Secundaria, el 63% de los estudiantes sigue optando esta materia,
El delegado diocesano de Enseñanza, Juan José Fernández Cantos, ha valorado muy positivamente esta respuesta: «Estos datos son motivo de esperanza y aliento para seguir ofreciendo una enseñanza religiosa de calidad, que acompañe a niños y jóvenes en su crecimiento personal y espiritual».
Desde la Delegación Diocesana de Enseñanza se continuará reforzando el compromiso con una enseñanza cercana, actual y enriquecedora, agradeciendo la confianza depositada por tantas familias a lo largo de los años.
VOZ DOCENTE: MARÍA DEL CARMEN GIMÉNEZ CONTRERAS
¿Cuántos años lleva impartiendo la asignatura de Religión?
Comencé mi trayectoria profesional como profesora de Religión en 2006, realizando una sustitución en el IES Sierra del Segura, en Elche de la Sierra. Desde entonces, he continuado impartiendo esta asignatura durante cerca de 20 años en el IES Andrés de Vandelvira de Albacete y en el IESO Alfonso Iniesta de Pozo Cañada.
¿Qué estudios son necesarios para ser profesor de Religión en Educación Secundaria?
Estudié la Licenciatura en Ciencias Religiosas en la Universidad Pontificia de Comillas. Más adelante obtuve la DECA (Declaración Eclesiástica de Competencia Académica), que capacita para impartir clases de Religión Católica. Y luego tuve la posibilidad de centrar mi tesina en la Teología del Laicado, un tema que me permitió dar visibilidad a la figura del laico en la Iglesia.
¿La formación termina al obtener la titulación?
Para nada. La formación es continua. La Delegación de Enseñanza organiza cada año actividades formativas. Este curso nos hemos centrado en el papel de la mujer en la Iglesia. También me he formado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y en actividades ofrecidas por mis centros educativos.
¿Qué le aporta la asignatura de Religión a los alumnos?
Quienes cursan la asignatura de Religión reciben una formación integral como personas, haciendo hincapié en los valores cristianos como la solidaridad, el bien común, la justicia o la misericordia.
¿Qué ha supuesto para usted ser profesora de Religión?
Me he sentido la voz y el rostro de la Iglesia allí donde, de otro modo, no podría llegar. He tenido la oportunidad de conocer a compañeros y alumnos que, de no haber sido profesora de Religión, nunca habría conocido. He ampliado mi familia profesional y me he sentido muy acogida y querida por todos. Termino mi etapa laboral con mucha satisfacción y alegría.
¿Cree que el profesor de Religión tiene una complicidad especial con el alumnado?
Sí, existe una complicidad especial. Nuestros alumnos no sienten la misma presión que en otras asignaturas, lo que les permite comportarse con más naturalidad y expresarse con mayor libertad. Se muestran tal como son, sin máscaras, y eso permite conocerlos de una forma más auténtica. Esa cercanía se nota no solo en el aula, sino cuando te los encuentras por los pasillos o, años después, por la calle, y te recuerdan con cariño.
¿De toda su trayectoria profesional, con qué se queda?
Sin duda, con el contacto diario con mis alumnos y alumnas, y con el compañerismo. Si no fuera por tanta burocracia, me quedaría en activo hasta que me fallaran las fuerzas. Ellos nos contagian energía y vitalidad, nos hacen sentir jóvenes y nos ayudan a olvidar por un momento los problemas y la rutina.
Fuente: latribunadealbacete.es
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